
Una vez más pudimos elegir entre dos posibles rutas de peregrinación. La ruta más rápida por la carretera nacional, que nos llevaba directamente y sin desvíos a Llanes, o la “original” ruta de peregrinación por la montaña. El camino por las montañas empezó espectacular y nos regaló una vista de la bahía más idílica que jamás haya visto con mis ojos. Me hubiera gustado quedarme más tiempo, pero aún nos quedaban unos buenos 10 kilómetros por recorrer. Como dice el abuelo?: “¡Venga tira! Aún nos queda mucho!”