
Ya no nos quedaba agua y tuvimos que hacer los últimos kilómetros sin ningúna posibilidad de llenar nuestras botellas. Ni fuentes, ni bares. La ruta era increíblemente empinada. Ya veíamos nuestro destino, Llanes, al pie de la montaña, pero todavía nos parecía increíblemente lejano. Estuvimos acompañados todo el rato por los Picos de Europa a lo lejos.