
Pero lo más destacado del día fue la cena. El propietario del “Hotel Cuevas del Mar” en Nueva de Llanes, en donde pernoctamos, nos recomendó la cercana Sidrería-Restaurante Muros. Otra de las sabidurías peregrinas del abuelo es aceptar las recomendaciones de los lugareños. Así que nos lo tomamos en serio y cenamos allí. El enorme tonel de sidra por el que había que pasar a la entrada sugería lo que nos esperaba en el interior.