Al día siguiente, con los Picos de Europa por delante, continuamos. Mi pequeña baja de motivación de ayer, se había convertido en una gran baja de motivación de la noche a la mañana. Sin ninguna razón en particular, ya no tenía más ganas de peregrinar. Pensaba más en los próximos dias de descanso en el Hotel de Tía Mari y mis próximos estudios en Hamburgo, que en el Camino de Santiago.



