Historia del Camino de Santiago

El origen del Camino de Santiago

La palabra peregrino ha experimentado una evolución a lo largo de la historia, pareja a la sufrida por el significado de El Camino. Éste discurrió por los mismos trayectos y persiguiendo idénticos objetivos, pero su interpretación ha variado a lo largo de las centurias.

Abraham, quien emprendió el camino hacia la Tierra Prometida, es considerado como el primer peregrino de la Historia. Esta palabra, deriva de la latina “peregrinus”, con la que se designaba a los extranjeros que buscaban la salvación en otra tierra. A partir del siglo III y IV, se utiliza el término “peregrinación” para definir la búsqueda de la salvación que llevaban a cabo los primeros ermitaños.

Desde el siglo IX, se habla de “peregrinatio sacra”, realizada hacia un destino particular y de manera más frecuente. Para los que querían seguir a Cristo, era natural visitar los lugares relacionados con la obra y la vida del Señor lo que, además, ocasionó la aparición de nuevos destinos de peregrinación: las tumbas de apóstoles y mártires.

A principios del siglo IX y en medio de la invasión árabe, siendo rey en Asturias Alfonso II el Casto, tiene lugar el descubrimiento de la tumba del Apóstol en Santiago. Este hecho fue determinante para el reino de Asturias. Como nuevo centro de la cultura española, necesitaba obtener una nueva identidad; el contenido espiritual y político del Reino Visigodo de Toledo debía ser superado, y el reino asturiano constituía por los motivos citados una buena alternativa. De esta manera, el apóstol Santiago se convirtió en símbolo de la Reconquista: montado a caballo y representado como “Matamoros”, era la figura que otorgaba el sentido que necesitaba la Reconquista.

Las Cruzadas organizadas a partir del reinado de Carlomagno y durante toda la reconquista, también promovieron la peregrinación a Compostela; los sermones eran aprovechados para hacer propaganda en torno a la participación en las cruzadas a Tierra Santa (de la que formaba parte el Camino de Santiago) y, de esa manera, asegurar las rutas de peregrinación.

El punto culminante de la peregrinación a Santiago de Compostela fué en el S. XII. En la Edad Media, Santiago de Compostela es considerada como la tercera meta más importante para los peregrinos, después de Jerusalén y Roma.

Las motivaciones que seguían los peregrinos eran múltiples:

  • Fundamentalmente, primaban las razones religiosas: la devoción, el beneficio de indulgencias, el cumplimiento de una promesa, etc.
  • Penitencias o penas decretadas por las instituciones religiosas o civiles.
  • Intereses propios, derivados de la falta de perspectivas en la tierra propia, o motivados por el afán comercial de instalar negocios en el Camino.
  • La búsqueda de aventuras: deseo de conocer a otras personas, tierras, costumbres; espíritu deportivo…siendo estas motivaciones las precursoras de la peregrinación (turismo?) actual.

El Camino de Santiago, además de foco de espiritualidad, significó un instrumento de intercambio cultural sin el que Europa, hoy, no sería igual.